¿POR QUÉ LA VENTILACIÓN DE UN LOCAL ES CRÍTICA PARA PREVENIR EL CONTAGIO DE COVID-19?

Tras la transición hacia la nueva normalidad, el conjunto de instrucciones y del Gobierno de España, de las distintas Comunidades Autónomas y de la Secretaría de Estado de Turismo, recogen y amplían las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud):

  • Mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros y, si no se puede, vestir mascarilla higiénica.
  • Mascarilla obligatoria en transportes públicos, cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad en espacios abiertos o cerrados.
  • Lavado frecuente de manos e higiene respiratoria.
  • Preferencia por actividades al aire libre y cortas.
  • Limpieza, higiene y ventilación de los espacios
  • Aislamiento si la persona presenta síntomas compatibles con Covid-19.

Además, ciertas Comunidades Autónomas han reducido el aforo al 75% de su valor original.

¿Son estas medidas eficaces para prevenir el contagio de Covid-19 en un local cerrado? ¿Qué puede ocurrir si estamos en un local cerrado, respetando la distancia social, todos sin mascarilla, durante 30 minutos y una de las personas presentes está infectada de Covid-19?

En el siguiente vídeo disponible en Youtube, que ya incluimos en otro post, vemos como dos amigos charlando desprenden gotitas al hablar. Si uno está contagioso, el otro quedará infectado. También podemos ver cómo en una sala cerrada, con ventilación pobre, y con diez personas, si una persona infectada tose, las gotas más pequeñas permanecen en la sala y en 20 minutos se dispersan por todas partes, contagiando a todos los presentes.

https://youtu.be/H2azcn7MqOU

El País publicó el pasado 8 de junio un artículo que recoge, entre otros, el estudio de un caso real de contagio en un restaurante de Guangzhou (China), en una comida de su Año Nuevo el pasado 24 de enero de 2020.

https://elpais.com/ciencia/2020-06-06/radiografia-de-tres-brotes-asi-se-contagiaron-y-asi-podemos-evitarlo.html/

En los dos casos presentados, las medidas requeridas por nuestros gobiernos no habrían evitado el contagio.

En una sala con deficiente ventilación, aunque se mantenga la distancia social, si hay una persona infectada y varias personas están allí un rato, sin mascarilla, todos pueden quedar contagiados. La distancia social no evita el contagio en esas circunstancias.

En una sala con deficiente ventilación, en la que se congreguen varias personas, por un tiempo superior a los 10-15 minutos, es una imprudencia inaceptable, en términos de prevención, que todas las personas presentes estén sin mascarilla y sin protección ocular, que son los elementos que nos protegen las 3 posibles vías de entrada del virus a nuestro cuerpo. Es también imprescindible que las personas presentes sean conscientes de que no deben tocarse la cara y de que si tocan algo, deben hacerlo con precaución. Si las personas van a estar allí durante varias horas, es recomendable que las personas hayan sido sometidas a un control de acceso a su llegada.

¿Qué pasa entonces con los locales en que los servicios que se realizan obligan a quitarse la mascarilla?

Es el caso de restaurantes y bares, donde para comer y beber hay que quitarse la mascarilla; en estos mismos lugares también socializamos y estar con mascarilla puede resultar muy incómodo; es más, en estos momentos, la mayor parte de la gente, sobre todo joven, que vemos en nuestros bares, están charlando en grupo sin mascarilla.

Es también el caso de clínicas de logopedia, en las que paciente y profesional trabajan sin mascarilla, para según qué tratamientos. Es el caso de clínicas de dentistas, ortodoncistas y fisioterapeutas.

También es necesario quitarse la mascarilla para hacer deporte, en centros de fitness y en gimnasios. Imaginemos una sala de spinning, aunque sólo esté ocupada a la mitad de su capacidad.

También es el caso de colegios de las etapas pre-escolar e infantil, donde los niños y niñas o no llevan mascarillas o tienen sí o sí que socializar.

Ciertos establecimientos están optando por realizar sus actividades sólo al aire libre, dejando ociosa su capacidad interior, o bien repartiendo a las personas entre la zona interior y la exterior, sufriendo una ocupación que puede ser la mitad de la habitual en el local. Es el caso de restaurantes y bares que sólo abren las terrazas, centros de deportes que sólo utilizan las zonas abiertas, colegios que utilizan los patios, etc. ¿Qué haremos cuando llegue el próximo invierno y no tengamos aún la vacuna?

Vemos con claridad que la ventilación en todos estos locales determina las condiciones en las que puede operar.

Disponer de un sistema de climatización (calor/frío) no garantiza una buena ventilación, sino que eso depende del sistema del que se disponga. La mayor parte de locales pequeños y medianos disponen de sistemas tipo “split”. En estos sistemas, hay una unidad exterior que genera el frío y envía el líquido refrigerante a la unidad interior, donde pasa por un radiador y un ventilador mueve el aire a través del radiador, repartiendo aire por toda la estancia. En estos sistemas, NO hay ventilación, sino que recirculan el aire del local. La ventilación debe realizarse por otros medios.

Pues imaginemos un caluroso día de verano, a mediodía, en uno de estos locales, en el que para mantenerlo fresquito está en marcha el aire acondicionado y todas las posibles salidas están bien cerradas. Por ejemplo, un bar o un restaurante, en el que vayamos a estar más de media hora. Allí, se mantiene la distancia social y las personas están sin mascarilla y, de repente, entra una persona infectada y asintomática …. Fresquitos, sí; pero contagiados en unos 20-30 minutos también.

Es evidente que, si todos estos centros operan siguiendo sólo las instrucciones del Gobierno, no pueden hacerlo con suficiente seguridad sanitaria.

¿Qué es necesario para poder realizar todas esas actividades con normalidad y con seguridad sanitaria, para no tener que cerrar?

La respuesta está en dotarse de un buen sistema de prevención. En prevención, primero se evalúan los peligros de contagio concretos de la sala, teniendo en cuenta la actividad que se realiza, con qué tipo de personas y las características físicas de la sala. Se evalúan los riesgos que pueden presentarse y se determinan medidas preventivas que mitiguen los riesgos. El conjunto final de elementos de protección de todas las personas, los comportamientos demandables a las personas y las medidas de prevención aplicadas en las instalaciones deben ser suficientes, para que los riesgos queden mitigados casi al 100%.

Si algún elemento no es suficiente, hay que compensarlo intensificando otro diferente o hay que aumentar su capacidad de prevención.

En lugares cerrados, la ventilación, es decir, la extracción de aire del interior, es frecuentemente el parámetro más limitativo y su potencia determina el número máximo de personas que pueden estar en aquel lugar, durante un cierto tiempo, dada la actividad que allí se desarrolla y los medios personales de protección que se les obligue a llevar, para que puedan estar con seguridad sanitaria.

Para que el riesgo no rebase niveles inaceptables, es necesario tener en cuenta la superficie y el volumen del local, el tiempo de permanencia de las personas, la capacidad del local, la emisión de posible carga vírica por el número de personas presentes, es decir, la posible carga vírica por metro cuadrado y la capacidad de extracción de aire de la ventilación, sea esta natural o mecánica. La extracción mecánica tiene la gran ventaja de que sabemos a ciencia cierta el volumen real de extracción y el tiempo de renovación.

Es la potencia de extracción de aire, es decir, de renovación, la que determina el aforo de una sala y no una instrucción sin ningún fundamento técnico.

Todo edificio de uso público debe cumplir el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), que regula la aporta de aire exterior por tipo de actividad. Pero las cantidades allí reflejadas no tienen en cuenta el riesgo actual de contagio de Covid-19 y eso es lo que hay que incorporar. Hay que evaluar si la capacidad de extracción/renovación de aire del local, sea por medios mecánicos o naturales, en función de su peculiar actividad, es suficiente para que la desarrolle con normalidad, o bien es necesario suplementar la extracción con una capacidad complementaria. Cuando sea este el caso y no sea viable el aumento de potencia de renovación, no habrá más remedio que reducir el aforo del establecimiento.

Caso distinto es que el sistema de climatización disponga de filtros capaces de retener y paralizar la carga vírica. Son los llamados filtros HEPA (high efficiency particulate), que incorporan por ejemplo muchas aeronaves y que filtran el 99,99% de las partículas de tamaño superior a las 3 micras y son eficientes con el SARS-CoV-2. Si el sistema es operado correctamente y la ventilación es continua, la posibilidad de contagio queda drásticamente reducida. Cuando se dispone de estos filtros, no hay necesidad de reducir el aforo, sobre todo, si las personas disponen de elementos de protección.

En Valuegensys-safety, combinamos las técnicas de prevención con la ingeniera sanitaria, para que las instalaciones a las que asesoramos operen con seguridad sanitaria, no sólo porque sigan la normativa de obligado cumplimiento, sino porque operen sistemas basados en la certeza científica y técnica.

En cuanto a la protección de los trabajadores de una empresa, pueden haber adoptado todas estas medidas en sus locales y operar con seguridad sanitaria y tranquilidad. Sin embargo, la experiencia está demostrando que es también imprescindible formar a los trabajadores para que sepan cómo actuar, tanto cuando están en la empresa, como en su esfera privada. De nada serviría que siguieran las instrucciones cuando están presentes en la empresa, pero que se contagiaran en su vida privada. Llegado ese caso, no habríamos conseguido el principal objetivo que es impedir que nadie se contagie, ni que contagie a los demás, poniendo además em peligro la continuidad de las operaciones de la empresa.