LAMENTABLE DECRETO SOBRE LOS CONTROLES SANITARIOS EN LOS PUNTOS DE ENTRADA DE ESPAÑA
El Gobierno de España sigue mostrando su profunda ignorancia en la prevención de contagios de SARS-CoV-2 y caminamos hacia la ruina
El número de contagios por cien mil habitantes de los últimos 14 días, el IA-14, en los países de gran tamaño de la UE es de unos 600. El semáforo de referencia, que la UE “parió” tras un largo proceso que llevó varios meses, sitúa el verde en 25 casos, como el tope para que los ciudadanos puedan moverse sin restricciones. El rojo del semáforo empieza en 150 casos. O sea que, con 600 casos, cabe suponer que el semáforo está “azul marino”, representando una situación totalmente descontrolada e indicando que algunos cientos de casos antes, se deberían haber adoptado medidas eficaces y contundentes, para evitar el avance de la pandemia.
En el otro extremo, tenemos a Taiwan, Hong Kong, Corea del Sur, Singapur, Nueva Zelanda, Australia y China, con un IA-14 por debajo de CINCO y llevan así desde principios de septiembre, a pesar de haber reiniciado colegios y el resto de actividades e imponer muy escasas restricciones. Algunos de ellos, han tenido un verano “bastante entretenido”, desplegando medidas de prevención que, a la vista de los resultados, han sido eficaces. A través de Internet, puede encontrarse información abundantísima sobre cómo lo han hecho y lo siguen haciendo estos países. También puede observarse que su objetivo es el conseguir que no se contagie nadie más, que no muera nadie más y que no cierre ninguna empresa más. Y, para ello, han desplegado medidas de prevención, construidas dentro de sistemas de ingeniería sanitaria, que tienen mecanismos de alerta, que se activan a la menor incidencia, y que los operan con la actitud de actuar con contundencia y urgencia, antes de que el virus progrese.
El suspenso en Europa es vergonzoso. No solamente por los resultados, sino también por la forma de gestionar la prevención de los contagios. El discurso suele repetir el siguiente formato: comunicar los malos resultados del momento, dictar nuevas restricciones, pedir la colaboración ciudadana y amenazar con que, si no se colabora, los resultados empeorarán y habrá que aplicar medidas más contundentes. Y todavía tenemos que escuchar a primeros ministros, diciendo que el objetivo de 25 lo vamos a conseguir por este camino, mostrando o una ignorancia absoluta o una indecencia impresentable. Para que las medidas sean eficaces, hay que identificar las causas más relevantes de la mayor parte de contagios y actuar en consecuencia inmediatamente; y también hay que desplegar campañas de comunicación, para trasladar a la población las instrucciones que deben seguir, en el lenguaje de cada colectivo, y el porqué deben hacerlo. No hay que ser “ni medio listo”; bastaría con copiar lo que hacen aquellos países. Pero nuestros gobiernos europeos siguen mirando para otro lado y escudándose unos en otros. Esto es inaceptable. La dictadura de los médicos que gestionan la pandemia y la ignorancia de los políticos nos tienen secuestrados. Juegan a ingenieros y a empresarios, sin serlo, cuando a duras penas se comportan como deficientes funcionarios. Parece como si su arrogancia no tuviera límites.
¿Cuál es la finalidad de la dureza de estas afirmaciones? Procurar despertar a nuestros políticos y a la opinión pública. Hasta que los que gestionan la pandemia no reconozcan que se puede hacer muchísimo mejor, que ellos no saben hacerlo y que tienen que incorporar a especialistas en ingeniería sanitaria a los equipos, seguirán teniéndonos frenados. Y hasta que la población no sea consciente de que en otros países del mundo lo están haciendo muchísimo mejor y exija que aquí se haga lo mismo, seguirá narcotizada y camino de la ruina.
Nuestros gobiernos siguen diciendo que sobre esta pandemia nadie sabe nada, porque es nueva, y que hacen lo mejor. Pero esto no es cierto. Desde marzo pasado, se ha producido un desarrollo espectacular de la ingeniería sanitaria, aplicada a la prevención de los contagios. También en España. Y cuando se aplica, todo lo mal que lo estamos pasando y lo peor que lo pasaremos, si no lo remediamos antes, se puede evitar. Pero ellos siguen anteponiendo no perder su silla al bien común.
Vamos ahora a comentar el contenido de la reciente Resolución de 11 de noviembre de 2020, de la Dirección General de Salud Pública, relativa a los controles sanitarios a realizar en los puntos de entrada de España.
El planteamiento que se requiere es tan simple, que resulta casi insultante su explicación. De una forma simplificada, podemos decir que para gestionar y mantener una zona sanitariamente asegurada, es decir con un IA-14 cerca de cero, es necesario:
- Impedir que el virus entre en la zona.
- Evitar que el virus que pueda haber dentro prolifere.
- Evacuar la carga vírica que pueda haber en cada momento.
Para evitar que el virus entre en la zona, hay que sellar las entradas y controlar que el virus (no las personas) no acceda.
Como no es técnicamente posible conseguir que no entre absolutamente nada de virus, se hacen necesarias la segunda y tercera acciones anteriores.
Si no se controla e impide que el virus acceda con impunidad, las medidas para evitar que prolifere en el interior y las medidas de evacuación que hay que aplicar, tienen que ser mucho más importantes. En este caso, además, la recuperación de la normalidad es extremadamente lenta y no es técnicamente posible conseguir y mantener un IA-14 bajo.
En cambio, la ingeniería sanitaria permite construir y poner en marcha sistemas de prevención de múltiples capas complementarias, cuyo resultado es poner en marcha todas las actividades con normalidad y conseguir que no haya contagios. Por ejemplo, el cierre de la Hostelería, en varias comunidades autónomas, es fruto de una ignorancia técnica insalvable de los que gestionan la pandemia: en un local cerrado, se puede reforzar el sistema de climatización, ventilación y extracción de aire, de manera que no sea físicamente posible que se produzcan contagios.
El primer boquete importante de la resolución lo encontramos en que el contenido ni siquiera hace honor a su título “controles … en los puntos de entrada de España”. Además de aeropuertos y puertos, tenemos el transporte por carretera y el ferroviario. ¿O es que alguien pretende prohibirle al virus que entre por esas vías? El control de entrada del virus hay que aplicarlo en TODOS los puntos de entrada de España. Es bastante sencillo de entender.
El segundo sinsentido es que no se aplica a todas las personas. Cualquier persona puede ser portadora del virus ¿O es que le podemos prohibir al virus que circule en los de nacionalidad española?
El tercer error de principiante en prevención es confundir cribaje con diagnóstico. El cribaje se aplica a grandes flujos de personas, a todas ellas, para permitir el acceso a aquellas que parecen no estar infectadas. La prueba diagnóstica se emplea para confirmar si una persona está infectada y tratarla y cuidarla inmediatamente, además de aislarla para que no contagie a nadie más; por esto, la aplicación de una prueba diagnóstica requiere la inmovilización de la persona, hasta que no se sepa el resultado y éste sea negativo, como es obvio. Las pruebas RT-PCR son de diagnóstico y tienen una sensibilidad-especificidad del 98%-99%, pero los resultados tardan horas; los test rápidos de antígenos tienen una sensibilidad-especificidad del 93%-99%, o sea muy parecida a los anteriores, y pueden no considerarse como de diagnóstico, pero ofrecen el resultado en 10-15 minutos, por lo que son de alta eficacia como pruebas de cribaje, prácticamente en tiempo real. Evidentemente, lo que requiere un control de acceso del virus son pruebas de cribaje y no de diagnóstico.
El cuarto error es no designar y no facilitar pruebas que estén al alcance de toda la población. ¿O es que podemos prohibir al virus que circule en personas con menor poder adquisitivo? El obligar al uso de pruebas RT-PCR que tienen un precio de un centenar de euros por unidad, encarece el precio de los paquetes turísticos de la banda baja de precio hasta tal punto, que lo puede hacer prohibitivo para una familia con varios miembros. En tomar medidas que no pueden llegar a toda la población ya tenemos experiencia. El Gobierno pagó más de 350.000 euros a Indra para que desarrollara la aplicación Radar Covid; pues no se puede instalar en los iphone más antiguos. En España, la penetración de los teléfonos móviles es del 90%, que es de las más altas del mundo, por lo que comunicarse con la ciudadanía mediante estos dispositivos puede ser fantásticamente ágil, siempre y cuando lo que desarrolles se pueda instalar en todos los dispositivos… En Nueva Zelanda, por ejemplo, la trazabilidad se realiza con todo el mundo, por móvil o por dispositivos (tokens) que facilitan gratuitamente.
El margen de 72 horas para realizar el test excluye la actividad de los 2 ó 3 últimos días de la persona, en los que ha podido hacer muchas actividades con alto riesgo de contagio.
Entre las actividades que el viajero realiza en esas 72 horas, está el propio viaje que, si lo realiza en un entorno cerrado (avión, tren, autobús), puede entrañar un alto riesgo de contagio. Por lo tanto, otra grieta importante es dejar al albur del transportista el que adopte o no las necesarias medidas de prevención de contagio.
Otro agujero importante lo tenemos en la fiabilidad y homologación de las pruebas. Solamente se solicita el nombre del centro que ha realizado la prueba, contacto, técnica empleada y resultado negativo. Pero es que existen varios centenares de pruebas RT-PCR, unas homologadas por instituciones internacionales y otras no, con sensibilidades y especificidades que, en el mejor de los casos, son de casi el 100%, pero que en otros casos no rebasan el 60%. ¿Son todas igualmente válidas? ¿No importa que el laboratorio que realice el análisis esté reconocido o no? ¿Y si el laboratorio no existe?
En resumen, el conjunto de instrucciones dictadas presenta numerosas grietas, por lo que su eficacia será muy limitada, desde el punto de vista preventivo y sanitario.
Estas medidas también se han dictado con la finalidad de reactivar la movilidad y el turismo en España. En este sentido, me temo que sólo despertarán una parte muy limitada de la demanda, pero no los volúmenes propios de esta época del año, que tanto necesitamos, al no regenerar la suficiente confianza en el consumidor.
Como conclusión: aplicar prueba rápida de antígenos homologada, con resultado negativo, aplicada por personal sanitario en origen, bajo responsabilidad del transportista, más garantía de condiciones de transporte con seguridad sanitaria, a toda persona que vaya a ser transportada, incluidas tripulaciones, y entre en nuestro país por medios ajenos. Cuando el acceso sea por medios propios, la aplicación de la prueba se realizará en la frontera.
En el caso de islas naturales, es decir, nuestros dos archipiélagos, para favorecer una reactivación turística vigorosa, hay que aplicar las pruebas anteriores a todas las personas que entren en las islas, incluidas las procedentes de la Península o interislas.
Aunque no es objeto de este artículo, los grandes núcleos de población son también gestionables preventivamente considerándolos como islas a las que hay que asegurar sanitariamente.
Por último, para que la reactivación de la movilidad internacional y el turismo sea rápida, es necesario aplicar otra prueba rápida de antígenos a toda persona que abandona España, mediante prueba homologada por el país de destino, para garantizar la no exportación de casos infecciosos. Pero esto también sería objeto de otro artículo.
Julio Herrera – Ingeniero Sanitario
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